La importancia de la próxima subasta es incuestionable si tenemos en cuenta que la potencia renovable instalada en España (exceptuada la hidráulica) es de 31.216. Es decir, las nuevas instalaciones incrementarán el parque de estas energías en un 10%. La industria no esconde su expectación ante este esperado ‘revival’ de las energías verdes. La paralización de las subastas puso fin a una verdadera era de oro para el sector. No olvidemos que entre 2005 y 2015 la potencia eólica instalada en España pasó de 10.000 a 23.000 Mw; la solar fotovoltaica, de 63 a 4.800 Mw; y la solar termoeléctrica, de cero a 2.300 Mw.
El parón de la instalación de nuevas renovables (con primas, claro) y la reducción de las primas a las ya existentes provocó el total derrumbe de la industria de equipos solares y eólicos en España. Hasta tal punto que el negocio en España se desplomó casi totalmente, lo que provocó una caída del empleo desde los 44.000 puestos de trabajo del 2008 a los 22.000 actuales. Si la caída no fue mayor fue gracias a que las empresas españolas salieron apresuradamente al exterior y lograron afianzar su presencia en muchos países. Muchas facturan actualmente casi el 100% fuera de España, el caso de Gamesa en algunos años.
Claro que no se puede culpar al gobierno de lo que sucedió. Las primas estaban alcanzando extremos insostenibles –7.200 millones en 2013– y había que hacer un alto en el camino y no engordar más la factura. El desboque de las primas llevó a un déficit tarifario que en 2012, cuando empezaron a tomarse medidas, superaba los 24.000 millones de euros, una cifra que repercute en el recibo de la luz y que por tanto ha contribuido a hacer de España uno de los países de Europa con los precios eléctricos más altos.
¿Qué ha llevado, pues, al gobierno a volver a apostar por unas energías que han provocado tal desajuste en el sistema? La primera razón es que las renovables no son realmente culpables de lo que sucedió. A fin de cuentas las renovables (que no utilizan combustibles que haya que pagar) entran a coste cero en el sistema y evitan la importación de energías primarias en España. Si han resultado gravosas es porque se ha aplicado un sistema de subvenciones inapropiado (en EEUU se subvenciona solo la instalación con exenciones fiscales) y porque se empezaron a instalar masivamente cuando sus equipos eran muy caros. Y si ahora el gobierno ha decidido volver a apostar por ellas es, en primer lugar, porque tiene que cumplir con unos compromisos, asumidos con Europa, de llegar al 20% de renovables en 2020.
Ahora estamos en torno al 15,6% y no queda mucho tiempo, solo tres años, para alcanzar ese ratio de implantación de renovables. Pero, la principal razón para que haya avanzado en esa dirección es que las renovables se han abaratado hasta tal punto que ahora empiezan a ser plenamente competitivas frente a los combustibles fósiles. Al menos es lo que afirman diversos organismos y entidades entre ellas Lloyd’s Register.
Los equipos, desde los paneles solares a los aerogeneradores, se han hecho tan eficientes y se han abaratado tanto que en algunos países ya se instalan sin subvenciones de ningún tipo. De hecho, las nuevas instalaciones nacidas de la subasta de este año apenas costarán al estado en primas en torno a los 255 millones de euros, una cifra nimia si la comparamos con las primas que se pagan actualmente al conjunto de las renovables en funcionamiento, en torno a los 7.000 millones.